domingo, 25 de julio de 2010

Reporting Live!

Siempre que voy estoy sola en un bar la gente me mira raro, como si fuera extraterrestre (no digo que no le sea, pero me miran como si se notara). Ahora, por ejemplo, mientras escribo esto en una tipografía tan diminuta que ni yo puedo leerla porque me paranoiquea que el mozo -a quien estoy casi segura de que le resulto apetecible- lea lo que escribo. Eso, que me miran raro, cuando entré me preguntaron si hablaba español. Raro. Todo raro. Yo los miro a ellos y pienso qué curioso porque yo no me cambiaría por ninguno de ellos. Me gusta estar sola con mi libro y mi torta húmeda de chocolate. La torta de chocolate ha hecho tanto por mi (como dice Audrey) tanto que si me muriera soltera y childless le dejaría todas mis posesiones a una porción de gateau au chocolat. Luciano dice que eso está bien porque la torta de chocolate también ha hecho mucho por él y eso es más de lo que puede decir de todas las personas que conoce.

Leo mi nuevo libro que me gusta/me encanta, mi parte prefe so far es la lista de cosas que ponen triste a Oskar, el protagonista. Coincido con todas creo. Pienso que podría hacer una lista similar y subirla acá (una sad list), pero no sé si es una buena idea porque podría ponerme triste, ojo, tal vez no por ser todo tan consciente. De todos modos, la melancolía buscada no es algo que yo respete. Además, en la cocina hay una fuente enorme con papas que me resultan de lo más apetecibles a mi, y me impiden pensar en cosas tristes. La comida siempre salvando el día. Me pregunto qué pasaría si me levanto a agarrar una, ahí todos directamente cruzarían la casilla mental que dice “extraterrestre” ¿no?

A mis ambos lados hay dos minas que hablan de formas muy molestas, como adolescentes imbéciles (y estoy siendo buena, enserio). Una está con un pelado en camino y campera Addidas (fulera) y la otra con un gordo Bimbo like. Pienso en esta gente, en todo lo que soportan, se soportan mutuamente y se dan las manos por arriba de la mesa porque prefieren eso a estar como yo.

Toda esa gente tan normal, tan neutral, tan prescindible ¿también se enamora?

sábado, 24 de julio de 2010

The Comeback

“Hoy a la noche voy a ser una estrella de rock”, me dije, o bueno una groupie o algo parecido -cualquier cosa que implique mucho entusiasmo, baile y pelo revuelto. Desde la noche anterior que soñé con el tema, estaba convencida de que ese era el día de mi esperadísimo regreso a las pistas1. Desde temprano supe qué me iba a poner, y tenía un plan –difusopero un plan al fin.

No me pregunten cómo después de doce (12!) horas fuera de mi casa (eso es medio día fuera de mi casa y eso es insalubre, como mínimo) y no demasiadas de sueño la noche anterior, las ganas de salir y la loca loca idea se mantuvieron. Pasada la media noche estaba enfundada en mis pantalones de leopardo, subida a unos tacos altos de (very) sexy librerian /bibliotecaría sexy y campera de cuero (con tachas, para qué te cuento si onda me puse todo y es muy obvio) en mano lista para salir.

Manejé rápido con el soundtrack de Pretty in Pink (no other), estacioné, 10 pé por estacionar en la calle me sigue pareciendo una locura. Estoy en la lista de Mongo, sí, pasa por acá, same ol´ same ol´… Muchas caras del pasado, algunas del presente, 0 del futuro. Encontré a Virna Lisi, le dí el cd con información confidencial (sí, había un cd y contenía información *confidencial*). Soporté increíblemente bien a la banda aunque no sean de mis preferidos y hasta bailé un poquito. Ahora: sigo sin entender el pogo, somos todos gente grande ya, che.

Bailé un poco más y hubo momentos de “¡ay boluda, vir, tengo catorce!” y al rato “che, ya fue, yo tengo hambre y sueño.” Sí, también hubo momentos en los que me pregunté si estaría mejor en mi casa leyendo, deben haber sido los zapatos de bibliotecaria, quiero pensar. El Chico Más Lindo del lugar me invitó un trago (un poco a mi pesar). Una parte de música de casamiento que me desconcertó. Un par de juegos de boliche con Virna2. Fin. Me volví escuchando Just Like Honey, que es de esas canciones que me gustaría que nunca terminen.

Llegué a casa famélica y a altas horas de la madrugada, obvio que pensé que el portero me estaba juzgando, obvio que el portero me estaba juzgando.

Rutinas pertinentes. Y me senté en el sillón a desayunar cereales (porque loco ya era casi la mañana y vaya que había hambre) mirando tele. Daban una serie que era como esas películas de universidades yankis, pero hecha serie, el resto todo igual: campus, rubia, fraternidades, sororities, nerds, the usual combo. En este capítulo tocaba el día que van los padres a visitar a sus hijos al campus (dale, no te hagas, todos saben de qué hablo), resulta que el papi de la rubia era sobreprotector y ella toda “Daddy I´m a big girl now”, un toque edípico y se peleaban y ella ya se había peleado con su mejor amiga (que pertenecía a una minoría, affirmative action), después se amigaba con todos menos con otra rubia (porque las dos rubias amigas sería medio worlds colliding, I guess). Tenía una charla con el chico que le gustaba, una charla con el hermano nerd que se había ganado a la otra rubia (bien, pibe) y el capítulo terminaba con ella en su auto dejando a su papá en algún tipo de aeropuerto o similar y el papá que “bueno, ya entendí que sos grande” y se re querían. Yo, como una idiota, pensando en que no estaría nada mal ser esa rubia, una rubia que se hace la tonta pero no lo es (le sale re bien, pero en verdad es re inteligente y obvio straight As), el hermano nerd, la reina del campus y bueno, sí, el papá amoroso que le va al Family Day. Y justo antes de que cierre el telón, justo cuando el papá amoroso se baja del auto, a ella se le prende la lucecita del cambio de aceite y ahí me sentí un toque identificada con la rubia y su cara de “uh qué fiaca” mirando por la ventanilla a su papá que se aleja entre la multitud. Pero convengamos que cambiar el aceite del auto es el menor de mis problemas y hace siete (7!) años que me las arreglo bastante bien sola con todos esos menesteres tan masculinos. Pensar que hace siete años que manejo, Dios qué vieja estoy. Al toque vino el infomercial ese de la “molestosa grasa” (qué buen adjetivo inventado, you gotta give it to them).



1: en otra oportunidad hablaremos de mis anteriores aventuras en las pistas.

2: Prometo un post especial con juegos para entretenerse en boliches, bares, fiestas et al.

jueves, 8 de julio de 2010

4th. of July - Dear Diary:


Hoy no era 4 de julio, porque ya fue hace cuatro días, pero igual me puse medias con estrellitas y una remera azul -también- con estrellas. Fondo azul y más de 52 estrellas pero menos de 52 estados de ánimo. Me pinté las uñas de un colorado nuevo, más bien naranja que me gusta mucho. Hacía un buen tiempo, en realidad un mal tiempo porque fue demasiado, que no me pintaba las uñas y me olvidé de las de los pies así que mañana todo de vuelta. Mañana es nuestro 4 de julio que es mucho más decente y menos fantochada que el de un poco más arriba, pero sospecho que la comida es menos rica porque acá mucho locro pero nadie menciona ningún cherry pie, ni apple pie, ni ningún pie for that matter.

También almorcé con Madre en Loreto. Comimos hamburguesas al lado de la una ventana linda que le hacía acodar a la casa de su abuela, lugar al que fui una vez a los cuatro años y ella pretende que recuerde. Recuerdo el estanque vacío en el jardín, recuerdo que me cuenten que tuvo peces e imaginarlos naranjas y ondulantes.

Hubo una espera, espera a que es enfríe la chocortorta (esto implica que también hubo chocotorta). Hubo otra espera a que se me sequen las uñas. Y hubo una ida al aeropuerto, primera vez en ¿3 años? Que voy al aeropuerto sin ser yo quien parte/vuelve, pero preferí no detenerme a reflexionar al respecto. Previo a ello leí a Juan Forn (¿cómo es que no lo había leído hasta ahora?) al lado de la estufa. Me copa Forn, por ahora, me copa Forn. Pensé en el cuento como formato, su estructura. Es prolijo Forn, en eso, es prolijo.

Yo que no soy prolija ya me arruiné una uña. Dammit!

Ah y hoy también escribí este post ladri. Ya lo dije, mas nunca públicamente: los posts ladris son mis preferidos. Lejos.


4 días tarde para el 4th. of July, pero un día temprano para el 9 de julio.

¡Firme junto al pueblo!

miércoles, 7 de julio de 2010

A quién corresponda...

Ayer, después de esperarlo durante tres (3) semanas, finalmente, vino el carpintero a poner un estante más porque me había vuelto a quedar sin espacio para poner mis libros (sí, tengo a bit of an addiction). Ahora me empiezo a quedar sin espacio para más estantes. Decí que el tipo es bueno y necesita trabajo, pero creo que la próxima vez el voy a decir al portero ¡es tan difícil lograr que este señor concrete una cita! La historia venía a que el tipo llegó con un ramo de rosas blancas en la mano. Yo pensé: “qué bien, qué amoroso: se dio cuenta de lo mal que estuvo en plantarme dos semanas seguidas y quiere pedir perdón,” pero no era eso.

-No son mías- aclaró con un gruñido mientras me las daba.

- Ah ¿y de quién?

- No sé, un tipo…- ya empezaba a abrir su caja de herramientas como dando por terminada la charla.

- ¿Un tipo? ¿Cómo era? ¿No te dio una tarjeta?

- No. No sé, alto.

Me dí cuenta de que esa era toda la información que estaba dispuesto a darme, le agradecí por hacer de mensajero y muerta de intriga me fui a poner las flores en agua mientras me preguntaba quién podría ser… No llegué a ninguna conclusion y nadie se ha hecho responsable hasta el momento. Por lo tanto, parece que tengo un admirador secreto. Que, además, es alto, sabe dónde vivo y que me gustan las flores blancas. (Otra vez estarás pensando que soy presumida.) La verdad es que alguna vez desee un admirador secreto así que no está mal y las flores son muy lindas. Aunque el sujeto no lo sepa, también, me gustan las flores rosas y amarillas, pero esas son cosas mucho más cursis y menos dignas de andar gritando a los cuatro vientos. Me gusta que me regalen flores, no importa si son efímeras, sí me importa que tengan rico olor y otra cosa que mi admirador secreto no sabe es que prefiero las flores más nobles como margaritas o jazmines, ya que las rosas me resultan un tanto pretenciosas. Son un poco “Feliz Aniversario” y el concepto de “Aniversario” es algo que me desagrada profundamente.

sábado, 3 de julio de 2010

Think Happy Thoughts

Para Sis o quién lo necesite.

Aquí una lista de cosas que me pueden:

√Chocolates preferidos perfectos a.k.a: los que enserio valen la pena (que no pienso describir cuáles son, y el que no los sepa distinguir haganos un favor a todos autoexcluyéndose de este blog).

√Las hermanas menores que escriben cosas -dentro de todo- lindas sobre mí en sus blogs.)

√Las mañanas de sábado, llenas de promesas

√Ciertas librerías (de libros y de las otras, pero sólo ciertas).

√Almuerzos y paseos vespertinos con amigas, en días de sol.

√Algunos hombres (de nuevo: no pienso ponerme a describir, tal vez otro día).

√Los desayunos en la cama o listos cuando abrís los ojos.

√Las ferias callejeras (no me refiero a Plaza Francia, claro está).

√Las cartucheras completas.

√Lacy lingerie.

√Las patisseries francesas de esas que no son sólo lindas o ricas, sino ¡ambas!

√Las bibliotecas ajenas (estudiarlas).

√Las fiestas en casas.

√Los mails buenos y largos.

√Algunas películas.

√Las buenas revistas (léase bien escritas o de moda).

√Las actrices lindas y sus películas (actuales y viejas)

√Las ojotas de colores pastel (lo único que soporto en tonos pastel.)

√Los nuevos art projects! Siempre y cuando haya conseguido todos los materiales necesarios.

√Las bufandas.

√Los anónimos alentadores.

√Los post its.

√Las caminatas largas.

√Elaborar listas. (dah).

√Los sweaters coloridos.

√Las fotos lindas, que cuentan historias, que no me incluyen.

√El barrio chino (los barrios chinos).

√Los diners, aunque por aquí casi no quedan.

√Comprar discos, cada tanto (el acto de comprarlos y después escucharlos, un sábado a la tarde o domingo a la mañana, preferentemente. Sino en el auto a la mañana siguiente.)

√Los restaurants atendidos por sus dueños.

√Los llamados esperados y las cosas que pasan en el momento justo.

√Las buenas metáforas (si son graciosas y resourceful mejor. Valen de fútbol.)

√Los roadtrips improvisados.

√Que me regalen flores.

√Las prendas con tachas.

√Ir al cine y el olor a pochoclos de los cines. (Casi) siempre estoy de humor para ir al cine (96% del tiempo ponele.)

√Los helados de vainilla con puntitos negros (a.k.a. the real thing) si es con salsa de chocolate caliente (Charlotte) mejor y si es con Persona Preferida mejor.

Witness Protection Program


Nunca jamás en mi vida me referí a un hombre con el que salía por su verdadero nombre. Never happened. Tal vez debería probarlo, ver qué se siente, pero no, no me animo. Me agarra una paranoia terrible y de repente soy Mata Hari o estamos todos en un programa de protección de testigos. Razón por la cual, tuve el agrado de salir (en orden aleatorio) con:

Voldemort (thy who shall not be named)

Boring Lawyer

Brandon

Romeo

Carterita

Chuck

Disney

Montecristo

Maca

El español

El otro español

El nabo ese (en mil versiones, varias con palabras más soeces que no me gusta decir públicamente)

El potro este (dos mil versiones, se podrán imaginar, a veces con el agregado de: “que no me da bola” o más optimista: “que todavía no me da bola.”)

El que escribía su nombre asy con Y (en mi defensa una sóla vez)

El cineasta

El modelito

El economista

El de los mails

Vacaciones

MM (no, éstas no eran sus iniciales.)

Handy Andy

El hippie

9

(give or take a few)

Obviamente, ellos nunca supieron de la existencia de esta nomenclatura y gracias a eso todo fue mucho más discreto y entretenido.

Ah y otra cosa que jamás hice ni haría es decirles por su sobrenombre, apodo clásico, o nombre acortado. Es decir que si te llamás Santiago, por ejemplo, y salís conmigo empezá a olvidarte de que te diga “Santi.”