jueves, 8 de septiembre de 2011

Historia de la feminidad

Según la Biblia partimos de barro y una costilla de un chico que se llamaba Adán.Tal vez al principio él era el de pelo largo.

Según la teoría de la evolución sobrevive el más apto y las mujeres viven más que los hombres.

Las mujeres cavernícolas se ocupaban de convertir una presa de caza: un animal muerto, peludo y sangriento, en alimento para su familia.

Las mujeres ricas y aristocráticas del medioevo en adelante les pagaban a otras mujeres para cocinar y a otras para cuidar sus casas y a otras para cuidar a sus hijos y a otras que hubieran tenido hijos al mismo tiempo para dar de mamar a sus hijos.

Las mujeres pobres mientras tanto hacían todo eso y trataban de ayudar a sus maridos granjeros.

La felicidad y la infelicidad todavía no existían o sí, pero no estaban instaladas socialmente que es lo mismo.

La belleza existió siempre, con diferente caras.

Pasaron muchas años y algunas mujeres quisieron más poder, o eso creían. Quisieron poderes diferentes: poder usar pantalones, poder estudiar y trabajar como un hombre, poder votar, poder negociar con el gobierno.

Se agregaron poderes que rápidamente fueron deberes. La cantidad de tiempo era la misma: 24x7.

Cuando yo llegué eso ya estaba hecho. También había muchas leyes nuevas que consideraban la felicidad como la ley de divorcio y el retiro por maternidad. En algunos países que me dijeron que eran más avanzados que el mío había un “estado de bienestar”, el Estado quería que su pueblo esté bien. La felicidad era y es un tema cotidiano.

Una vez le pregunté a mi mamá por qué las mamás de los chicos pobres no iban al Banelco y se rió.

Cuando yo estudié había fotos no tan viejas pero blanco y negro de mujeres pidiendo igualdad de géneros y quemando corpiños. Las fotos aparecían cada tanto junto con preguntas y nombres de chicas superpoderosas como Silvia Pankhurst, Florence Nightingale y Juana de Arco.

Había un libro que los papas leían que decía que las mujeres eran de Venus y los varones de Marte.

Hubo un chico que a los cinco años me obligó a darle un beso o les contaba a mis papás.

Yo jugaba con Barbies, pero los Kens nunca alcanzaban y de más grande me enteré que en el mundo hay 7 mujeres por hombre. Que las lindas se quedan con el hombre ¿y las otras 6?

La mayoría de las mamás de mis amigas del pool de colegio trabajaban. La mía lo hacía en mi casa al principio y después no y yo la extrañaba.

Las maestras del colegio eran todas feas y cuando había una linda todas queríamos ser su preferida, lo mismo con mis compañeras.

Las mujeres de las películas siempre eran muy lindas y usaban muchos vestidos brillantes. Pero en la tele una vez ví una mujer que mi abuela me juro que era una princesa con un pantalón y una camisa.

Nunca me gustaron las mujeres de pelo corto, siempre pensé que las mujeres de pelo largo lo llevan así porque pueden. Los hombres de pelo largo me dan asco, perdón.

Las chicas lindas primero eran rellenas y blancas con toques rosas, después fueron bronceadas, doradas y escuálidas como palitos. Las polleras se acortaron y las cabelleras se soltaron, libres y largas como de indígenas. Más tarde las las siluetas de las modelos se inflaron y enfundaron en lycra. En los noventas se drogaron y en los dos mil intentan rehabilitarlas, rehabilitarnos sin mucho éxito. Las curvas son muy lindas, ahí en esa rubia voluptuosa y esa negra que baila pero no, gracias, no son para mí.

Las asiáticas están de moda, esas que antes tiraban a la basura.

Una cantante de moda se viste con carne de vaca, otra de Pitufina y otra sólo usa Balenciaga.

Hay chicas que no comen carne y otras que no comen.

Una vez soñé que mi papá se moría.

Otra vez soné que mi mamá era un centauro y la teníamos que liberar en el campo, lloré mucho.

Despierta soñaba con ser una Barbie, Indiana Jones, Louise May Alcott y tener un novio para cada día de la semana.

Hace poco soñé que tenía una tortuguita a la que no le daba de comer entonces ella empezaba a autocomerse. Ahí en algún lado está la maternidad, tan lejos y aterradora como un león hambriento.

Una niña rica y famosa hizo una película basada en un libro de otra chica que explicaba un poco cómo se siente ser una chica que crece, pero nadie lo entendió.

Hay una edad a la que se deja de ser persona y se pasa a ser mujer o varón. Si te toca mujer nunca se vuelve a ser sólo persona. Si te toca varón no sé.

Ahora todas las mujeres estudian y votan y tienen que hacerlo.

Hay mujeres que trabajan y crían hijos y tienen que ser lindas y bien vestidas.

Hay mujeres que se aprovechan y aunque son de otra generación (en edad o cultura) les pagan a otras mujeres más pobres y preferentemente más feas por cuidar a sus hijos, educarlos y cocinar para todos. Mientras ellas están ocupadísimas siendo lindas y elegantes, con la ropa sin manchas.

Hay mujeres que ven poco y nada entonces creen que la juventud es una virtud.

Hay teorías y novelas sobre mujeres infieles.

Hay mujeres que se casan con mujeres, otras que lo escriben y otras que lo filman.

Hay nuevas feministas que intentan explicar o cambiar cosas.

Hay abortos de todos los precios y gente que no los quiere ver y por eso no hay abortos sin precio.

Hay libros que se titulan concha y mujeres que hacen humor o arte con menstruaciones.

La rebeldía real se mudó, está en otro lado: en la que no quiere tener hijos, en la que sólo quiere tener hijos, en la que acepta abiertamente que lo que más le importa en el mundo es ser flaca y linda. En la que se queja en público y hace caprichos porque sabe que su belleza la va a salvar. En la que se deja las canas y hace a la gente preguntarse ¿cómo no le importa ser vieja? O ¿ya no quiere ser linda? Hablar de feminismo es demodé y para existir en el mundo tenés que tener una familia, una carrera profesional, un grupo de amigas y una rutina de ejercicio diaria.

Ahora las que queman corpiños lo hacen porque se operaron las tetas y ya no los necesitan y la mayoría de los cocineros son hombres.