jueves, 30 de diciembre de 2010

Cronicles of Narnia - Día 2


No paramos de robarle cositas a Lucinda. Tonerías, igual. Un poco de crema para el cuerpo de Kiehl's (tiene un frasco enorme, onda de litro y medio) y la usamos para manos. Le robé una cajita de bombones que una amiga le trajo de París. Espléndidos. Madre al prinicipio renegó, pero después se sumó. Además como hay tanto que no anda (internet, el teléfono, la tele) y cosas que faltan (colador!!!) es una forma de hacer justicia. Pequeñas ajusticiaciones. Lo que no le pensamos usar son los shampoos porque no nos gustan (parece que Lucinda lucha contra la caspa), ni la ropa (lo que dejó es bueno pero pasadísimo de moda y poco por suerte), ni la pasta de dientes porque estaba en un estado deplorable. Todo eso ya compramos, todo eso being: shampoo y crema de enguaje de nuestro agrado y conveniencia, pasta de dientes (tiene gusto a bicarbonato de sodio la que nos recomendó el chabón de la proveduría de acá cerca). También compramos algo de ropa y libros y revis que vienen muy bien para las noches sin tele ni conexión. Yo me compré unas frambuesas que son para ponerles una en cada dedo y comerse los dedos inclusive. Las freezé y son todavía más ricas. Lo mismo hice con unas moras pero esas no son tan wow. Las moras a veces las como con una granola toda naturista que también me seleccioné en una de las provedurías.

Tuvimos una mañana hermosa en etro eligiendo gangas hermosas entre otras cosas no tan gangas ni tan hermosas. Después nos fuimos a almorzar, Barnes & Noble (adquirimos algunos libros prometedores: un de Alice Munro, una épera prima de un indio que se llama algo con flamingos y sabemos cómo me ponen esos bichos y también dice algo de Bombay,combinacín explosiva; también una novelita cool que Vogue describió como: “one of summer’s darkest pleasures” y sabemos lo que sentimos tini y yo por los dark pleasures, specially me being a scorpio and all.) Después paseo por la 5ta y Sak’s, Sephora para beauty supplies como en cada viaje, Urban, vuelta a casa. Recreo, breve arreglación veloz porque nos dormimos (Tini y yo) y teatro. Christina Ricci un encantó, Laura Linney gran actriz. Todo hermoso y nos sentimos muy a gusto. Volvimos ,cocinamos, postrié frambuesas y chocolates.
Lucina es nuestra Landlady. Según las fotos no es fea. Tiene 2 hijos que usan sábanas con monogramas, todo muy elegante. Se nota que tiene bastante buen gusto sobre todo con la vajilla y esas cosas, tiene bowls y platos re lindos y divertidos, mezcla de vintage con cosas que no pero todo colorido y simpático. Le revisamos el escritorio a Lucinda (a veces madre le dice Belinda y es kind of funny así que puede ir para algunos momentos) es raro estar en una casa y no saber qué hay en los cajones y además sin tele ni internet no hay mucho para hacer cuando estamos acá así que vale revisar ¿no? Tiene algunos papeles de carta (stationary) lindos, tarjetitas, fotos viejas no muy lindas, stickers que si tini los ve se muere (ella estaba muerta/dormida en esta parte), cajitas de fósforos lindas (onda chinas y eso) y muuuuchos ficheros, miles de miles vaya uno a saber con qué. Ah y cuadernos onda diarios o whatever. Nada de eso pensamos robar ni tocar, pero era divertido curosear. Las elecciones de libros de Lucina son dudosas (muy) y de todos modos hay pocos, películas no hay y queremos comprar ya urgente pero hoy al final we couldn’t get to it (no llegamos a hacerlo).

Último Momento: Recién conocimos a Hugo un irlandés que es nuestro vecino de arriba, vecino momentáneo en realidad ya que se está quedando en lo de Minnie una “amiga” dijo él, vaya uno a saber qué relación los une. Hugo resultó un encanto de tartamudez y rubiez altura. Me encanta que acá uno no tenga que estar a los besos con desconocidos y todos podamos ser MUY educados desde una distancia prudencial con la que me siento muy cómoda, muy a gusto. Para entablar complicidad con este Hugo le fui amorosa, le ofrecí Té y nuestra clave de wi fi, el de ellos también está down (parece que toda el área está con problemas de cable e internet) y quedamos en que si su wi fi vuelve primero él nos viene a traer la clave (porque no se la acordaba de memoria). Me voy a elucubrar teorías con madre sobre la posible relación entre Minnie y Hugo.



Le canto al modem de wi fi: uooouuu vuelve que sin ti la vida, se me va, oouou vuelve que me falta el aire si tu no estás…

Crónicas de Narnia



Día 1 parte 1

el dpto es RE lindo y tiene un jardín o patio no sé porque hay muuucha nieve onda más de medio metro. nos olvidamos de traer guantes.

tenemos wi fi y ya sé donde puedo leer cómodamente: en un silloncito al lado de la ventana con nieve. Tal vez suba alguna foto. sigo medio drogui de sueño. me copa haber tenido mails cuando llegué.

madre se negó a traer a Helgui = Helga = mi ex mini computadora, que es muy mini y la usamos para viajar. Se llama Helgui/Helga, yo le puse así por malcogida. es medio así ella, onda se cuelga y esas cosas. Madre trajo una rosa que era de tini antes y ella se la vendió a madre para que tenga una portatil y es una sony y qué querés que te diga las sony son medio.... yo tuve un Igual. es inmensa y se le acaba la bat rápdo. hicimos una cosa re McGyver para poder enchufarla porque no era compatible y ¡funcionó!

Ahora nos vamos a almorzar a un italiano buena onda y cerca que tiene cosas copes para celíacos y CERO pretensiones. amo que los lugares no tengan pretensiones. me re jode cuando las tienen. es mi problema con Volta ponele me copan sus helados ,pero ir ahí todo pretencioso, mmmm a mi con esos dorados no, eh.. bueno iremos al bolichín italiano y quién te dice al super y una librería mini pero que está buena y el barrio que estamos es LO MÁS y a tiniputini le agarró un ataque de consumismo y a madre de frío y pelea con la calefacción y cada una con sus temas. los míos no te los cuentos...

amo leer revis de acá. tengo una selección que me compro cada vez que viajo, es una selección extensa y varía según el continente, el presupuesto o el espacio en la valija.


putini se prueba 25 vestuarios y mi humilde opinión es que con todos se va a congelar-
Estamos prontas para salir. Con los guantes de conductor de limousinas o motocierras que consiguió madre x 3dls. Tienen una onda, meten miedo, son guantes rudos. Puedo poner toda la mano en el dedo gordo y que los otros dedos queden sueltos y se arma con un títere de gallo con la cresta. Parece re un gallo. Re da.


Tini se pintó. En el mundo femenino no vale ponerse rimmel sin avisar. Falta leve, pero still.


beijos de nieve! (¿es un oximorón poner una palabra en portugués seguida de "de nieve"?)
***
Dia 1 parte 2
Llegamos a la risottería caminando en fila india entre la nieve altísima, pies empapados al toque. Tenía 2 pares de medias y unas botas que no resultaron, son lindas y abrigadas, calculo que más no se puede pedir por 17 euros. Habrá que probar otras. Mientras Madre se descongelaba y esperaba una mesa con tini nos fuimos a pasear y pum compramos el regalo de navidad que le debíamos a madre (unas botas muy cool, como un de cuero gastado y con forma tipo de montar, trés, trés cool) y nosotras cada una un par de zapatos en sale. Los míos botitas ultra roqueras y los de tini unos tacotes bordeaux lindos, con plataforma. Todo con un descuentos que nos “ganamos.” Llegamos un poco tarde pero Madre estaba tan feliz con su regalo útil e inesperado. Comimos risottos yum y tomamos mini cocas con pajita. Tini se compró cosas ricas celíacas onda brownies y cookies para otro momento y nos llevamos un menú de delivery. Parece que sale mucho el delivery y en esta zona los hay buenos. Después fuimos a una especie de verdulería, compre moras que yum prometen a lo loco y mamá y tini alguito más. Putini avistó un pedazo de pizza (¿o debería decir ny pizza?) congelado entre la montaña de nieve veredil. Toda una postal neoyorquina postmoderna. Casa. Segundo paseo tini siguió con el frenesí de consumo, yo salí por un caloventor (volví con uno con control remoto!) y Madre al súper. Instalación del artefacto, mini siesta. Llegó tini e hizo repartija de regalos que compró en su vorágine Urban O., medias para mi, libros para mamá (dudosas sus elecciones, pero era lo que había calculo). Paseo 2[ Ya éramos sólo tini y yo. Fuimos a MJ, nuestro lugar prefe. Miramos todo. Un par de cosas que queríamos desde Madrid no estaban, una pena. Pero conseguimos algunas otras. Yo me caí de nuevo en la nieve a la ida, y eso que tenía mis botas nuevas que se mojan menos (y la roquean, pero creo que eso ya lo dije). Parece que Malen está varada en JFK. Poor thing. Le mandamos un par de datos útiles. Pasamos por Magnolia por goodies. Todos estos lugares de fantasía quedan a un radio de 2 cuadras o menos de nuestra maison neoyorquina. Un placer. Somos vecinas también –next door neighbours- de la casa donde “vivía” Carrie Bradshaw en Sex & the city. Un brownstone, así se llaman estos edificios parece. Vuelta a casa con los goodies, pedimos el delivery que resultó medio chasco. YUM me había olvidado de que Magnolia era TAN rico. Good one. Comí el cupcake primero chupando el topping rosa de merengue o algo así y después el muffin de chocolate riquísimo. No muy fino pero fue un método muy disfrutable y ¿femenino? Caprichoso tal vez o infantil. Pijamas, tés de “bedtime.” C’ est tout.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Se siente así:

Escena 1- única toma:

Estamos con Tini en un subte de París. Hora pico, vagón lleno. Volvemos del centro y hay mucha gente parada alrededor. No sé quién pregunta o lo preguntamos las dos al mismo tiempo:

- ¿De qué película era la frase: "i love you, I love everything about you that hurts"?

- uy cierto. ay no me sale! me gusta esta cita

- a mi también, tampoco me sale

-...

-...

- es nuestra parada

- Closer, la frase es de Closer.

- cierto ¿vamos a tomar helados y comprar revis?

- dale

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Maestría en Transformación


"dame una manzana amarga o dos
vamos a transformarlas en flores."

Esa frase de Alfredo Jaramillo (de un poema de su libro Villa Negra) es la nueva: "si la vida te dá limones hacé limonada."

Y eso haremos: flores y limonada.

domingo, 8 de agosto de 2010

Día del Niño

No sé por qué pero el Día del Niño siempre me resultó bastante deprimente. Creo que había algo con la palabra “niño”, no sé algo me daba triste en todo esto. Probablemente el hecho de que fuera una festividad de segunda, no como Navidad o un cumpleaños, tuviera bastante que ver. Además, y sospecho por lo que mencioné anteriormente, los regalos eran medio de segunda también, cosa que no sucedía con los días de ambos padres (hace años hubiera exigido una explicación, pero hoy esto me parece muy razonable).

Por otro lado, siempre exigía permisos especiales por ser “El Día del Niño” y nunca tenía éxito y de eso si exigiría una explicación aún hoy.

Hubo varios años, durante una etapa que recuerdo como especialmente triste e introspectiva, en los que papá nos llevaba a un hogar a repartir regalos (algunos de nuestros juguetes que ya no usábamos y algunos nuevos). Ahora, otra cosa que no entiendo es por qué no nos bajábamos del auto. Cualquiera. Seguro que si le pregunto a papá me va a decir algo como que nos daba fiaca o alguna de esas barrabasadas que a él le gusta pensar de nosotras, pero NO “liar liar, pants on FIRE!” Yo moría por entrar, verles las caras a esos chicos que escuchaba reír, gritar, jugar en el patio. Explicarles cómo se usaba cada juguete, hacer migas, ver si el interior del hogar se parecía algo al descripto en Papaíto y tantos otros libros. Estuve un buen rato pensando en esto hoy a la mañana y llegué la aburrida y obvia conclusión de que era él quería terminar con el trámite de: “El Ejemplo Solidario” lo más rápido posible para poder dormir la siesta, jugar al golf o algo así. Es que Betito es así, siempre tan preocupado por el deber ser y porque todo suceda en FastForwad (algo en común teníamos que tener).

domingo, 25 de julio de 2010

Reporting Live!

Siempre que voy estoy sola en un bar la gente me mira raro, como si fuera extraterrestre (no digo que no le sea, pero me miran como si se notara). Ahora, por ejemplo, mientras escribo esto en una tipografía tan diminuta que ni yo puedo leerla porque me paranoiquea que el mozo -a quien estoy casi segura de que le resulto apetecible- lea lo que escribo. Eso, que me miran raro, cuando entré me preguntaron si hablaba español. Raro. Todo raro. Yo los miro a ellos y pienso qué curioso porque yo no me cambiaría por ninguno de ellos. Me gusta estar sola con mi libro y mi torta húmeda de chocolate. La torta de chocolate ha hecho tanto por mi (como dice Audrey) tanto que si me muriera soltera y childless le dejaría todas mis posesiones a una porción de gateau au chocolat. Luciano dice que eso está bien porque la torta de chocolate también ha hecho mucho por él y eso es más de lo que puede decir de todas las personas que conoce.

Leo mi nuevo libro que me gusta/me encanta, mi parte prefe so far es la lista de cosas que ponen triste a Oskar, el protagonista. Coincido con todas creo. Pienso que podría hacer una lista similar y subirla acá (una sad list), pero no sé si es una buena idea porque podría ponerme triste, ojo, tal vez no por ser todo tan consciente. De todos modos, la melancolía buscada no es algo que yo respete. Además, en la cocina hay una fuente enorme con papas que me resultan de lo más apetecibles a mi, y me impiden pensar en cosas tristes. La comida siempre salvando el día. Me pregunto qué pasaría si me levanto a agarrar una, ahí todos directamente cruzarían la casilla mental que dice “extraterrestre” ¿no?

A mis ambos lados hay dos minas que hablan de formas muy molestas, como adolescentes imbéciles (y estoy siendo buena, enserio). Una está con un pelado en camino y campera Addidas (fulera) y la otra con un gordo Bimbo like. Pienso en esta gente, en todo lo que soportan, se soportan mutuamente y se dan las manos por arriba de la mesa porque prefieren eso a estar como yo.

Toda esa gente tan normal, tan neutral, tan prescindible ¿también se enamora?

sábado, 24 de julio de 2010

The Comeback

“Hoy a la noche voy a ser una estrella de rock”, me dije, o bueno una groupie o algo parecido -cualquier cosa que implique mucho entusiasmo, baile y pelo revuelto. Desde la noche anterior que soñé con el tema, estaba convencida de que ese era el día de mi esperadísimo regreso a las pistas1. Desde temprano supe qué me iba a poner, y tenía un plan –difusopero un plan al fin.

No me pregunten cómo después de doce (12!) horas fuera de mi casa (eso es medio día fuera de mi casa y eso es insalubre, como mínimo) y no demasiadas de sueño la noche anterior, las ganas de salir y la loca loca idea se mantuvieron. Pasada la media noche estaba enfundada en mis pantalones de leopardo, subida a unos tacos altos de (very) sexy librerian /bibliotecaría sexy y campera de cuero (con tachas, para qué te cuento si onda me puse todo y es muy obvio) en mano lista para salir.

Manejé rápido con el soundtrack de Pretty in Pink (no other), estacioné, 10 pé por estacionar en la calle me sigue pareciendo una locura. Estoy en la lista de Mongo, sí, pasa por acá, same ol´ same ol´… Muchas caras del pasado, algunas del presente, 0 del futuro. Encontré a Virna Lisi, le dí el cd con información confidencial (sí, había un cd y contenía información *confidencial*). Soporté increíblemente bien a la banda aunque no sean de mis preferidos y hasta bailé un poquito. Ahora: sigo sin entender el pogo, somos todos gente grande ya, che.

Bailé un poco más y hubo momentos de “¡ay boluda, vir, tengo catorce!” y al rato “che, ya fue, yo tengo hambre y sueño.” Sí, también hubo momentos en los que me pregunté si estaría mejor en mi casa leyendo, deben haber sido los zapatos de bibliotecaria, quiero pensar. El Chico Más Lindo del lugar me invitó un trago (un poco a mi pesar). Una parte de música de casamiento que me desconcertó. Un par de juegos de boliche con Virna2. Fin. Me volví escuchando Just Like Honey, que es de esas canciones que me gustaría que nunca terminen.

Llegué a casa famélica y a altas horas de la madrugada, obvio que pensé que el portero me estaba juzgando, obvio que el portero me estaba juzgando.

Rutinas pertinentes. Y me senté en el sillón a desayunar cereales (porque loco ya era casi la mañana y vaya que había hambre) mirando tele. Daban una serie que era como esas películas de universidades yankis, pero hecha serie, el resto todo igual: campus, rubia, fraternidades, sororities, nerds, the usual combo. En este capítulo tocaba el día que van los padres a visitar a sus hijos al campus (dale, no te hagas, todos saben de qué hablo), resulta que el papi de la rubia era sobreprotector y ella toda “Daddy I´m a big girl now”, un toque edípico y se peleaban y ella ya se había peleado con su mejor amiga (que pertenecía a una minoría, affirmative action), después se amigaba con todos menos con otra rubia (porque las dos rubias amigas sería medio worlds colliding, I guess). Tenía una charla con el chico que le gustaba, una charla con el hermano nerd que se había ganado a la otra rubia (bien, pibe) y el capítulo terminaba con ella en su auto dejando a su papá en algún tipo de aeropuerto o similar y el papá que “bueno, ya entendí que sos grande” y se re querían. Yo, como una idiota, pensando en que no estaría nada mal ser esa rubia, una rubia que se hace la tonta pero no lo es (le sale re bien, pero en verdad es re inteligente y obvio straight As), el hermano nerd, la reina del campus y bueno, sí, el papá amoroso que le va al Family Day. Y justo antes de que cierre el telón, justo cuando el papá amoroso se baja del auto, a ella se le prende la lucecita del cambio de aceite y ahí me sentí un toque identificada con la rubia y su cara de “uh qué fiaca” mirando por la ventanilla a su papá que se aleja entre la multitud. Pero convengamos que cambiar el aceite del auto es el menor de mis problemas y hace siete (7!) años que me las arreglo bastante bien sola con todos esos menesteres tan masculinos. Pensar que hace siete años que manejo, Dios qué vieja estoy. Al toque vino el infomercial ese de la “molestosa grasa” (qué buen adjetivo inventado, you gotta give it to them).



1: en otra oportunidad hablaremos de mis anteriores aventuras en las pistas.

2: Prometo un post especial con juegos para entretenerse en boliches, bares, fiestas et al.

jueves, 8 de julio de 2010

4th. of July - Dear Diary:


Hoy no era 4 de julio, porque ya fue hace cuatro días, pero igual me puse medias con estrellitas y una remera azul -también- con estrellas. Fondo azul y más de 52 estrellas pero menos de 52 estados de ánimo. Me pinté las uñas de un colorado nuevo, más bien naranja que me gusta mucho. Hacía un buen tiempo, en realidad un mal tiempo porque fue demasiado, que no me pintaba las uñas y me olvidé de las de los pies así que mañana todo de vuelta. Mañana es nuestro 4 de julio que es mucho más decente y menos fantochada que el de un poco más arriba, pero sospecho que la comida es menos rica porque acá mucho locro pero nadie menciona ningún cherry pie, ni apple pie, ni ningún pie for that matter.

También almorcé con Madre en Loreto. Comimos hamburguesas al lado de la una ventana linda que le hacía acodar a la casa de su abuela, lugar al que fui una vez a los cuatro años y ella pretende que recuerde. Recuerdo el estanque vacío en el jardín, recuerdo que me cuenten que tuvo peces e imaginarlos naranjas y ondulantes.

Hubo una espera, espera a que es enfríe la chocortorta (esto implica que también hubo chocotorta). Hubo otra espera a que se me sequen las uñas. Y hubo una ida al aeropuerto, primera vez en ¿3 años? Que voy al aeropuerto sin ser yo quien parte/vuelve, pero preferí no detenerme a reflexionar al respecto. Previo a ello leí a Juan Forn (¿cómo es que no lo había leído hasta ahora?) al lado de la estufa. Me copa Forn, por ahora, me copa Forn. Pensé en el cuento como formato, su estructura. Es prolijo Forn, en eso, es prolijo.

Yo que no soy prolija ya me arruiné una uña. Dammit!

Ah y hoy también escribí este post ladri. Ya lo dije, mas nunca públicamente: los posts ladris son mis preferidos. Lejos.


4 días tarde para el 4th. of July, pero un día temprano para el 9 de julio.

¡Firme junto al pueblo!

miércoles, 7 de julio de 2010

A quién corresponda...

Ayer, después de esperarlo durante tres (3) semanas, finalmente, vino el carpintero a poner un estante más porque me había vuelto a quedar sin espacio para poner mis libros (sí, tengo a bit of an addiction). Ahora me empiezo a quedar sin espacio para más estantes. Decí que el tipo es bueno y necesita trabajo, pero creo que la próxima vez el voy a decir al portero ¡es tan difícil lograr que este señor concrete una cita! La historia venía a que el tipo llegó con un ramo de rosas blancas en la mano. Yo pensé: “qué bien, qué amoroso: se dio cuenta de lo mal que estuvo en plantarme dos semanas seguidas y quiere pedir perdón,” pero no era eso.

-No son mías- aclaró con un gruñido mientras me las daba.

- Ah ¿y de quién?

- No sé, un tipo…- ya empezaba a abrir su caja de herramientas como dando por terminada la charla.

- ¿Un tipo? ¿Cómo era? ¿No te dio una tarjeta?

- No. No sé, alto.

Me dí cuenta de que esa era toda la información que estaba dispuesto a darme, le agradecí por hacer de mensajero y muerta de intriga me fui a poner las flores en agua mientras me preguntaba quién podría ser… No llegué a ninguna conclusion y nadie se ha hecho responsable hasta el momento. Por lo tanto, parece que tengo un admirador secreto. Que, además, es alto, sabe dónde vivo y que me gustan las flores blancas. (Otra vez estarás pensando que soy presumida.) La verdad es que alguna vez desee un admirador secreto así que no está mal y las flores son muy lindas. Aunque el sujeto no lo sepa, también, me gustan las flores rosas y amarillas, pero esas son cosas mucho más cursis y menos dignas de andar gritando a los cuatro vientos. Me gusta que me regalen flores, no importa si son efímeras, sí me importa que tengan rico olor y otra cosa que mi admirador secreto no sabe es que prefiero las flores más nobles como margaritas o jazmines, ya que las rosas me resultan un tanto pretenciosas. Son un poco “Feliz Aniversario” y el concepto de “Aniversario” es algo que me desagrada profundamente.

sábado, 3 de julio de 2010

Think Happy Thoughts

Para Sis o quién lo necesite.

Aquí una lista de cosas que me pueden:

√Chocolates preferidos perfectos a.k.a: los que enserio valen la pena (que no pienso describir cuáles son, y el que no los sepa distinguir haganos un favor a todos autoexcluyéndose de este blog).

√Las hermanas menores que escriben cosas -dentro de todo- lindas sobre mí en sus blogs.)

√Las mañanas de sábado, llenas de promesas

√Ciertas librerías (de libros y de las otras, pero sólo ciertas).

√Almuerzos y paseos vespertinos con amigas, en días de sol.

√Algunos hombres (de nuevo: no pienso ponerme a describir, tal vez otro día).

√Los desayunos en la cama o listos cuando abrís los ojos.

√Las ferias callejeras (no me refiero a Plaza Francia, claro está).

√Las cartucheras completas.

√Lacy lingerie.

√Las patisseries francesas de esas que no son sólo lindas o ricas, sino ¡ambas!

√Las bibliotecas ajenas (estudiarlas).

√Las fiestas en casas.

√Los mails buenos y largos.

√Algunas películas.

√Las buenas revistas (léase bien escritas o de moda).

√Las actrices lindas y sus películas (actuales y viejas)

√Las ojotas de colores pastel (lo único que soporto en tonos pastel.)

√Los nuevos art projects! Siempre y cuando haya conseguido todos los materiales necesarios.

√Las bufandas.

√Los anónimos alentadores.

√Los post its.

√Las caminatas largas.

√Elaborar listas. (dah).

√Los sweaters coloridos.

√Las fotos lindas, que cuentan historias, que no me incluyen.

√El barrio chino (los barrios chinos).

√Los diners, aunque por aquí casi no quedan.

√Comprar discos, cada tanto (el acto de comprarlos y después escucharlos, un sábado a la tarde o domingo a la mañana, preferentemente. Sino en el auto a la mañana siguiente.)

√Los restaurants atendidos por sus dueños.

√Los llamados esperados y las cosas que pasan en el momento justo.

√Las buenas metáforas (si son graciosas y resourceful mejor. Valen de fútbol.)

√Los roadtrips improvisados.

√Que me regalen flores.

√Las prendas con tachas.

√Ir al cine y el olor a pochoclos de los cines. (Casi) siempre estoy de humor para ir al cine (96% del tiempo ponele.)

√Los helados de vainilla con puntitos negros (a.k.a. the real thing) si es con salsa de chocolate caliente (Charlotte) mejor y si es con Persona Preferida mejor.

Witness Protection Program


Nunca jamás en mi vida me referí a un hombre con el que salía por su verdadero nombre. Never happened. Tal vez debería probarlo, ver qué se siente, pero no, no me animo. Me agarra una paranoia terrible y de repente soy Mata Hari o estamos todos en un programa de protección de testigos. Razón por la cual, tuve el agrado de salir (en orden aleatorio) con:

Voldemort (thy who shall not be named)

Boring Lawyer

Brandon

Romeo

Carterita

Chuck

Disney

Montecristo

Maca

El español

El otro español

El nabo ese (en mil versiones, varias con palabras más soeces que no me gusta decir públicamente)

El potro este (dos mil versiones, se podrán imaginar, a veces con el agregado de: “que no me da bola” o más optimista: “que todavía no me da bola.”)

El que escribía su nombre asy con Y (en mi defensa una sóla vez)

El cineasta

El modelito

El economista

El de los mails

Vacaciones

MM (no, éstas no eran sus iniciales.)

Handy Andy

El hippie

9

(give or take a few)

Obviamente, ellos nunca supieron de la existencia de esta nomenclatura y gracias a eso todo fue mucho más discreto y entretenido.

Ah y otra cosa que jamás hice ni haría es decirles por su sobrenombre, apodo clásico, o nombre acortado. Es decir que si te llamás Santiago, por ejemplo, y salís conmigo empezá a olvidarte de que te diga “Santi.”

lunes, 28 de junio de 2010

La Extranjera

Selvi era turca. No sé si hubiéramos sabido que era turca si ella no lo hubiera dicho, pero lo decía mucho. Le encantaba ser turca, estaba muy orgullosa, y siempre lo aclarada. Alguna vez leí que los chicos hasta cierta edad están orgullosos de su herencia cultural, Selvi era un claro ejemplo de esto, calculo que la hacía sentir especial o algo, o se lo inculcaban en su casa. Igual, a ver, taaan turca no era, sus papás eran turcos, o hasta por ahí nomás, pero en fin, así se definía ella.

“Hola, soy Selvi y soy turca”

“¡Hola Selvi!”

De primer grado a quinto año siempre fue igual. Trenzas larguísimas (creo que nunca se las deshizo) flequillito, unos aritos de flores de oro con los petalitos colorados y el medio verde (jamás me lo voy a olvidar). ¡Dios, qué perturbadores eran esos aritos! Infuriating, “never absent, never late”. Si se los sacaba, se hacía polvo todo ella entera.

Tenía unos zapatos redondos, redondones. Los mismos ladrillotes marrones que nos obligaban a usar, pero los de Selvi siempre eran más redondos. No sé de dónde los sacó, pero eran únicos y siempre los mismos. Era prolija, y como los dibujitos animados no podría nunca imaginármela con otra ropa, no sé si usaba la misma pollera pero no la concibo cambiándose. Bueno, con camisón de vieja y las trenzas, obvio, podría ser.

Ahora no me acuerdo si iba a A, B o C. Yo iba a C, y en ese momento te definía, eras de A, de B o de C y parecía que así serías para el resto de tu vida. A, B o C marcaría tu destino, tus amigas, tu círculo lo social completo. A, B o C, el multiple choice. Y ahora ni me acuerdo de cuál era Selvi, calculo que de A.

Selvi siempre fue nerd, y de las que se tenía que hacer amiga de las extranjeras, ¿por qué quería? O she had to? ¿O no tenía nada mejor que hacer? De más esta aclarar que siempre fue del sub grupo de las “re nabas y extranjeras” dentro del gran grupo de las “NABAS” y el colegio era así, lo que eras, eras hasta el final de tus días. Sí, alguna se reveló, pero no, si eras nerd, eras nerd, como un tatuaje, until the end of times, como la letra escarlata. En el colegio es fácil y rápido.

Para colmo de males Selvi tenía los quirks más extraños: comía yogurt de ajo (qué lindo Selvi charlar cerquita con vos o que me sienten al lado, casi como viajar en un taxi de NY). Además, no prestaba sus útiles y era mala onda -shocker ha? Pedirle una hoja siempre fue como pedirle un ojo. Bueno, capaz tenía razón.

Parece también, que Selvi tenía una piel muy sensible y era alérgica a TODO. Por lo tanto, no se depilaba, ni se pintaba, jamás. Alguna vez creo que se pasó la gillete y ¡llegó con piernas de sarampión! Pero si no, nada, nunca. Una vez tuvo que actuar en una obra del colegio y el tema del maquillaje fue un drama, le exigían y ella decía que no podía y no sé en qué terminó.

En la secundaria se puso más buena y se adapto más. Tenía un diccionario que le EN-CAN-TA-BA, lo había heredado de su mamá y eso, no sé, le parecía The Holly Grail, la mamá le había hecho ella mismo el índice de las letritas, las banderitas esas, ella misma, handmade. No te lo prestaba ni en pedo, imaginate, toda una reliquia familiar, las joyas y el inglés-castellano.

miércoles, 23 de junio de 2010

Desayunos con Luca

Tuve un novio una vez, allá lejos y hace tiempo, que probablemente fue, to this day, el más importante. El que me regalo este anillo que hoy tengo puesto, que adentro, en secreto y no tanto, dice: I LOVE YOU. Me acuerdo de cuando me lo dio. Estábamos en Barcelona, en un balcón, mi balcón y era San Valentín y el venía de Suiza donde me había comprado esto.

Me acuerdo todo, casi casi todo. Me acuerdo la primera vez que lo vi y supe que lo quería. No sé bien qué fue lo que me atrajo de él. No sé si fue que me pareció interesante o lindo, o muchas otras cosas que no quiero escribir acá porque dirían demasiado sobre mí. Aunque no cruzamos palabra esa noche me quedé pensando en él. Él después me confesó que también, que me había mirado primero por mi tapado William Morris.

La siguiente vez que nos vimos me paré casualmente al lado suyo y él inventó una excusa tonta y me habló y no paramos nunca más de charlar. Alguien alguna vez dijo que las relaciones son una larga conversación y tenía razón.

Al principio nos buscábamos por la ciudad, intuitivamente, no teníamos ni mails ni teléfonos del otro, a veces nos salía bien y nos encontrábamos. No sé cuánto tiempo paso hasta que me pidió mi mail -ja ni siquiera se animo a pedirme mi teléfono, ahora que lo pienso. Seguimos la charla por msn, charlábamos años, horas de horas, hasta las 8 am, más de una vez. Teníamos charlas divertidas, infinitas. Me hacía dibujos, cosas, que más tarde convirtió en un libro editado sólo para mí.

La primera vez que arreglamos confesamente para “salir juntos” , léase ir al mismo lugar, porque ni siquiera era una cita. Fuimos a una fiesta rarísima a la que había que entrar con alguna prenda rosa y en la que había gays cogiendo en el baño. Nos fuimos de ahí a no sé dónde y después a eso de las 8.30 am me desafió a ir a desayunar a lo de sus abuelos. No sé si por el desafío o por lo bizarro de la situación, pero accedí y fuimos.

Ahí estábamos, sin dormir, sin habernos besado jamás, desayunando con sus abuelos. Hubo una situación un momento en el pasillo los dos riéndonos a más no poder, de esos momentos que guardaría para siempre, en stop motion o algo así. Cuando salimos me informó que sus abuelos me habían adorado y que seguramente ya estarían mandando a imprimir las invitaciones de casamiento. Siempre fui muy buena con los abuelos, no tanto con los padres.

Una semana después tuvimos nuestra primera cita oficial, los dos solos en un bar. Él llego primero y me esperaba con regalo: su libro preferido me dijo y hasta el día de hoy lo cuento en mi Top 5. Él era, o había sido hasta el momento un “player” y nunca había tenido una novia de verdad, así que yo fui esa, la elegida, la que tiene que explicar TODO desde el vamos, desde nivel-1. Su novia actual debería mandarme una Thank You note, sería la de mínima.

Tiempo después él se reía de si mismo clueless en nuestras primeras citas, clueless en tantas cosas. Lo dejé hecho el mejor novio del mundo, un poquito absorbente y celoso, pero, other than that, perfecto. Me hacía los mejores regalos, me llenaba de corazones y cosas cursis, pero “con onda” y especiales. Me trataba como a una princesa. Me malcriaba a extremos que ni yo, que fui hija única 5 años, conocía. A la mañana me preguntaba qué quería desayunar, corría el supermercado y volvía con una variedad extraordinaria de cosas y el diario. Desayunábamos escuchando a Luca Prodan y haciéndonos los que leíamos el diario, mientras él me contaba la vida de Luca, las historias de Sumo, una de sus bandas preferidas que también me contagió. Yo comía Melbas como las comí siempre, primero chupando lo blanco, él miraba con odio y me decía “te odio por hacer eso, por comerlas así, porque sí un día estoy con otra novia comiendo Melbas y ella no lo hace la voy a querer menos.”

Creo que el siempre supo que, eventualmente, yo lo iba a dejar. Pero, aún así, él me decía con toda la seriedad y solemnidad que se reserva para algunas verdades, que él, jamás lo haría. Creo que eso debe ser amor de verdad. Si no es eso, no tengo idea.

Me hacía las mejores cartas, largas, lindas, con dibujitos ilustrativos. Sí, cartas de amor, pero no de las pelotudas, cartas copadas. Siempre con alguna treta para que no las muestre, como incluir detalles porno o escribirlas en un tamaño imposible de leer sin ayuda del autor. Cuando alguno de los dos viajaba nos mandábamos los mejores mails, los más románticos, literarios y lindos. Todavía los guardo, obviamente. Me pregunto si él también. Él siempre me reclamaba que yo no le mandaba tantos como él a mí. Un día, después de cortados, descubrí que era cierto: en mi casilla busqué todos los de él y eran casi 400 y míos a él había sólo 83, ese número no me lo olvido más me hizo sentir tan mal, lo llamé y le pedí perdón.

miércoles, 16 de junio de 2010

L y S

Soy de esas personas a las que a veces las desconcierta cómo las ven los demás, la mirada del otro. No tengo muy claro cómo soy percibida por el Universo. Tengo algunas ideas, algunas cosas me han dicho, algunas sospechas, pocas certezas.

Mañana me junto a almorzar con dos amigas, de las más viejas, de cuando vivíamos las tres en La Lucila en un radio de tres cuadras. Patinábamos esas tres cuadras barranca arriba y abajo varias veces al día. La que mejor patinaba era L y a veces nos cruzábamos con Justita una vieja loca y puteadora que nos daba terror. Años después L nos informó que la habían encontrado muerta, en la casa donde vivía sola, en proceso de descomposición.

En días especialmente osados espiábamos por los arbustos el jardín de una casa donde sobre una especie de mini altar había una calavera humana, no recuerdo que tuviéramos mucha información sobre los habitantes de esa esquina, pero sí una imaginación galopante.

Este post venía a que creo saber, en parte, cómo me ven ellas. Después de tantos años creo saber con qué me asocia cada una. Sé que las dos me relacionan con la calle Andrés Ferreyra (me pregunto si saben lo infeliz que fui ahí), con esa casa y ese barrio. Sé también que las dos me asocian con la Escuela Inglesa para Señoritas -ambas se cambiaron a la Escuela Escocesa durante el secundario. Sé que las dos recuerdan lo mala que soy y siempre fui en los deportes y como siempre me elegían última para formar los equipos, no sé si les dará pena o risa (espero que lo último). Sé que las dos se dan cuenta en un nanosegundo si me gusta un chico y que jamás podría engañarlas con ese tema. Sé que L no se va olvidar nunca de nuestros viajes en la camioneta de Fuga y de ciertas misiones secretas en las que nos hemos acompañado. Sé que S probablemente se acuerde de cuando hacíamos experimentos y Creepy Crawlers (ella siempre sacaba mi lado más varonero, más Indiana Jones). S también me asocia con un cierto tipo de películas -algo así como: girlie cult classics, ponele (mucho Molly Ringwald y Cher Horowitz, entre otras)- y algunos libros.

Sé que L debe tener guardadas muchas imágenes mías haciendo el ridículo, algunas a propósito para hacerla reír (ver baile folklórico con botas texanas varios talles más grandes en el campo de S) y muchas otras sin darme cuenta (ya me recordará alguna cuando lea esto y me pondré colorada con efecto tardío).

S en cambio tiene otros recuerdos oscuros: nuestras peleas de la primaria, entre nosotras o unidas contra el mal (i.e.: chica más grande que almorzaba en el mismo comedor que nosotras y nos caía igual de mal). Éramos tan malas cuando nos lo proponíamos. Fuimos un tan buen equipo contra esa chica el día el que el tiramos una jarra de agua entera en la cabeza, lo debemos haber sido en alguna otra ocasión también. Tampoco creo que se olvide jamás de la vez que llamamos al Chino de Jugate Conmigo por teléfono, teníamos apenas seis o siete y lo amábamos, pero después de “hola” obvio que no supimos cómo seguir la charla. S también me recuerda muchas veces en versión dúo dinámico fashionista con Marianne durante toda una época del 2004 en la que ellas hacían el CBC juntas y nos veíamos muy seguido. Las tres usábamos el mismo sweater de cebra.

L acude a mi para consejos de belleza, está convencida de que sé exactamente qué comprar en un Free Shop o en un Sephora, cómo salir viva y bien provista de cualquiera de ellos en minutos. También creo que me asocia con ciertas bandas que le recomendé, no son muchas pero representan a la perfección distintos momentos de nuestras vidas.

S, en cambio, me tiene más en cuenta para tips de viajes y restaurants. A veces, incluso guarda restaurants para que pruebe con ella ¡y eso me encanta! Aunque me cueste salirme de lo viejo conocido. Las dos me asocian con cierto modo de comer: nunca sin postre, siempre con mañas y con algunas comidas o lugares muy específicos.

Las dos me conocen a la perfección, pueden leer cada una de mis caras, de mis expresiones, they can both read me like a book. Creo que las dos están sorprendidas y orgullosas de verme convertida en una adulta y no sé si lo saben, pero me pasa lo mismo con ellas. Incluso las admiro, mucho, a las dos, por razones muy diferentes. L es siempre súper responsable, cariñosa y familiera - tiene una familia inmensa, se ocupa de todos y jamás se olvida de ninguno. Es el tipo de amiga a la que podés llamar con el programa más chino un lunes a las doce de la noche y te va acompañar con una sonrisa. S es, tal vez mi amiga más creativa, es “artista”, pero con muchísimo sentido común (no se parece en nada a la típica artista “volada”), es la mejor anfitriona que conozco y me atrevería a decir del mundo -ella y toda su familia- las mejores fiestas y eventos a los que he asistido fueron siempre en su casa. Además, igual que su madre (la señora más chic que conozco) siempre está impecable, elegante, canchera y femenina.

Bueno, eso, que mañana me buscan por el trabajo para ir a almorzar y no puedo esperar. Hace tanto que no hacemos algo las tres juntas, solas.

lunes, 31 de mayo de 2010

Trashy Tv

La Otra Televisión Basura (¿la que nadie está mirando?)

Uf, esa es la que me copa, me encanta, casi diría que me excita y me llena, pero es justamente lo contrario lo que produce el efecto deseado.

Esa que miraría durante días en un cuarto de hotel con mucho blanco, mi mente en blanco (Mission Imposible Nr. 14). Horas de horas, jornadas completas de Millionaire Matchmaker y cuanto reality surrealista haya en el cable yanqui.

Todas esas películas hechas para televisión que me copan. After schools specials, los-quiero-todos. Drogas, alcohol, embrazo adolsecente, bailarina anoréxica, bailarin mujeriego, mandame todas. Una atrás de otra.

Todas esas hechas por todas esas rubias antes de ser esas rubias (si, hablo de Reese y Kirsten, incluso Molly, entre otras, pero de su vida A.C., que el mundo que no sabe ver tele desconoce). Algún ratito de un talk show -porque mucho no me banco. Nada intelectual cuanto peor, mejor; aunque ahí sí que trazo una línea y los que vienen y van los cornudos son demasiado para mi, los dejo para los paladares negros de la tv.

¿Si te rompen el corazón, no? Y te encerrás en el cuarto de algún Hilton lindito y blanquito, pantalla plana y sintoniz'as los realitys de Mtv o VH1 (desde Made hasta The Hills, The City, pasando por los de citas, y todas las otras versiones de frnkjf Beach). Bueno, si pasa eso, ¿qué onda? ¿Te recuperás en tiempo record? ¿Se te borran los recuerdos como en Eterno Resplandor?

Mi corazón está sin agujeros, enterito. Pero te digo que miro a las Real Housewifes de dónde sea y me hacen el día. Me siento Wonder Woman meets Einstein, meets Steve Jobs. Pure fiction, I know, el efecto dura solo los 20 minutos que dura el programa.

domingo, 16 de mayo de 2010

Next!

Quiero pasar a la siguiente etapa de mi vida. Ésta me salía re bien, creo que llegué a destacarme en algún aspecto. Ahora no, lejísimos de eso, empiezo a flanquear. Primero fue no salir los días de semana, no poder o no poder vivir al día siguiente. Ahora: dos eventos sociales en un fin de semana me parece impensable. Salir un día hasta tarde me parece cuasi apocalíptico. Salir de noche me parece un trámite. El otro día un chico lindo me coqueteó y no supe qué hacer, para dónde correr, no supe qué historia inventar. Después, destapé una lata de cerveza y me corté el dedo, sangre. La dejé. Ya ni me acuerdo cómo se hacía.

No quiero más, me aburrí, i´m so over it, let´s move on.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Good news for the people who love bad news

Creo que hay un límite a la cantidad de malas noticias que se pueden recibir en una semana, un mes, un año, una vida. Un límite a la cantidad de agujas que te pueden clavar en diversos lugares antes de volverte un colador. Un límite a la cantidad de pastillas y sus espantosos “efectos secundarios” (que de “secundarios” no tienen nada). Hay un límite a lo que podés *tolerar* en un mes, un año, una vida. Un límite a la cantidad de veces que podés decir: “Deja, no lo entenderías, nunca lo vas a entender. Por favor dejamé sola.” Incluso hay un límite a la cantidad de veces que podés pensar que justo cuando parecía que no las cosas siempre pueden empeorar

Nada, eso, que está TODO mal. Encima resfriada y también hay un límite a la cantidad de visitadores médicos que puedo soportar.

martes, 11 de mayo de 2010

Material de Archivo

Hace algunas noches insomnes que me dedico a la peligrosa tarea de releer escritos viejos, hasta viejísimos (cinco, seis años atrás es lo más viejo que encontré en formato digital -por ahora). Los hallazgos son muchos y clasificables dentro de las siguientes categorías:

· Pésimos. Deberían ser borrados, eliminados for evaaaa, pero me da pena: si total no ocupan lugar

· Interesantes y hasta buenos, pero de ninguna manera publicables. (No, no hay chance; harían más mal que bien. Tal vez, más adelante, cinco años más –mínimo- antes de ver la luz o van con sello editorial.)

· Un cache espantoso que no me explico cómo, justo yo, pude escribir with a straight face. Im-pre-sen-ta-ble.

· El último grupo es el más chico y el que no parece tener ninguno de esos cánceres de la edición, así que, con un poco de suerte, publicaré algunos.

Los archivos incluyen mails -muchos de ellos, propios y ajenos. Ese sí que es un viaje, ¿eh? No sé si lo recomendaría: hay que ser muy cauteloso, sobre todo cuando se revisan los X-Files, sobre todo si te sale tan bien como a mí el temita de inventarte historias y sentimientos y creértelos (aunque sea un ratito).

Obviamente, me surgió la incógnita de: ¿escribía mejor antes? No sé, los lectores dirán (paren las rotativas: ¿tengo lectores?). Escribía un poco diferente y un poco igual; eso es seguro y eso es así desde la primera vez que intenté esbozar una letra E, negándome a ponerle solamente tres (3) palitos horizontales (le puse mil, no era una E, ¡era un peine!). En algunas cosas mejoré, aunque todavía hay un largo camino por recorrer, pero hoy puedo decir con orgullo que hago bien la E (me limito a los 3 palitos estándar, mal que me pese), pongo el 99% de las tildes e intuyo la mayoría de las comas, los puntos, los guiones y, en un buen día, te tiro hasta un punto y coma.

domingo, 9 de mayo de 2010

Mi papá - Apostillas

Tengo 4, es mi persona preferida en el mundo entero. Lo llamo a su Movicom, que es del tamaño de una valija, para pedirle que me traiga una sorpresa cuando vuelva del trabajo. Me trae stickers o una Rodhesia.

Tengo 5-6 todos los días leemos Elige Tu Propia aventura o alguna otra cosa antes de dormir. Vamos como pasando de nivel y superamos ampliamente dicha colección. También leíamos Ami y esas cursiladas metafísicas que elegía él, lo mío era más de suspenso. Me manda a un curso de meditación (que me fascina), me paga por hacer diferentes “trabajos” e insiste con que haga clases de yoga.


Un día antes de dormir me cuenta un cuento inventado que me trauma para siempre: es de una familia que tuvo todo y lo perdió. Me ve tan mal que improvisa un final en el que rehacen su vida, pero nunca nada es igual. Ya no me malcría.


Tengo 7, me enfermo y paso como 6 meses internada en mi cuarto. Mi mamá viene, me visita, me charla, se ocupa, me juega, habla con los médicos; él sólo está ahí nunca habla, nunca viene a mi cuarto, nunca hace ni un gesto. En cambio, compra una casa nueva y enorme, compra teles gigantes que a nadie más le interesan, programa viajes.


Tengo 8, uno de mis recuerdos preferidos: es la mañana de año nuevo y somos los únicos despiertos. Casi los únicos en el mundo. Vamos a desayunar en bici al único lugar abierto, al primero que encontremos. Libertador está vacía, igual manejo con cuidado en el bordecito. Me acuerdo como si fuera una foto: la rueda de mi bici, el caño violeta, abajo la calle y las hojas caídas haciendo ruidito.


Tengo 9, se separan por primera vez, nos explican, no lloró ni en ese momento ni en ningún otro. Les digo que me lo imaginaba (es mentira, sólo tenía sentido probabilísticamente). Me acuerdo cuando se fue esa misma noche, me acuerdo el bolso que tenía y la imagen de él saliendo por la puerta de entrada, por primera vez noté que era petiso.



Me acuerdo la primera vez que lo fui a visitar, todavía en un apart hotel, no había shampoo. Odiaba ir a su casa con toda.


Tengo 10 y es mi cumpleaños, quiero una casa del árbol. Me regala una cuenta bancaría con U$S100.- y me explica que en un año serán U$S110.- ¿y a mí qué?


Tengo 11, terminamos de comer en lo de mi abuela, estamos él, mi hermana y yo en la cama de mi abuela charlando, nos dice con una sonrisa enorme que esta noche vuelve a casa. Me pongo muy feliz, sin entender bien por qué. Soy feliz un fin de semana. Se van de viaje, vuelven, se separan y en esta explicación si lloro, me enojo y me voy por primera vez al que será mi escondite de llorar con toda.


Tengo 14, me dice que aunque no quisiera va a tener otra hija. Lloro, me tiño el pelo y me convenzo de que estos hechos no están relacionados -lo estaban.


Tengo 15, es mi cumpleaños (otra vez) quiero una filmadora (época de cineasta) me regala un reloj caro (deja vú), no lo acepto. Lloro, no tiene idea. Dejo de hablarle. Llama todos los días, nunca atiendo o le corto, escribe cartas, me insulta por carta, manda cassettes, sigue llamando. Deja de insistir.

Tengo 19 vamos juntos a China y Japón (él pidió el primero, yo, el segundo). Casi no hablamos, paseamos separados, no sacamos fotos, no nos caemos bien. En el metro, cada uno con su helado, somos tan iguales. Nos escapamos de la única excursión a la que fuimos en la vida, por primera vez en 15 años volvemos a ser cómplices.

20, 21, 22, 23: Peleas, gritos, cosas horribles, psicólogo. Repeat.

Tengo 24, vivimos en distintos continentes. No llama todos los días o llama y no lo atiendo, o llama 8 veces en un día con explicaciones de “Por si me muero…” (no, no está enfermo ni nada). Nos encontramos casi siempre en aeropuertos como en esa novela de Kathryn Harrison, pero sin el incesto. Ya no voy al psicólogo y muy cada tanto me hace llorar un rato. El otro día, en el supermercado, me dijo por primera vez: “estás linda". Afuera amanece (literally).