domingo, 26 de octubre de 2014

Síndrome de Estocolmo


¿Cuál es el problema? ¿Por qué no contestás?
¿Cuál es el problema conmigo?
Es tan difícil ser
Libre y fácil, vamos a desaparecer completamente
Dificilmente como supe es la única forma de ser feliz

Tu corazón está roto, y las puertas están abiertas
Como estás deseando ser
Hay lugares más interesantes para ver
Tus manos necesitan el calor de un hogar, temprano por la mañana
Tan increíble como pueda sonar ahora te puedo sorpreder

No, no me digas que me calle
Yo sé que está mal, pero te prometo que no dura mucho
Y yo sé que vos entendés
Que me haga suspirar; porque a veces todavía me confunde eso del amor

Otras estaciones, con los mismos viejos sentimientos
Otra razón puede ser
Que estoy cansado de sufrir, el verano es lo que vos querés que sea
Yo creo lo que puedo.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Quiero estar entre tus cosas



 

Recorro las bibiliotecas compradas por catálogo del escritorio del escritorio de mi papá buscando un libro de Eva Illouz que le presté en diciembre. Pienso esa obviedad que seguro pensaron ustedes también varias veces -y espero me disculpen. Recorrer sigilosamente como un buen detective y sin el sujeto presente, su casa, sus lugares, mirar sus cosas, sus libros, su desorden ordenado, su cuarto, sus discos (o playlists) , sus libros, sus archivos, sus fotos, sus anotaciones, sus cuadernos... El sueño de Melero, en el que para mí siempre será su hit porque todo bien con que dejes que llueva, es más, me encanta, pedí que llueva, dale, porfi.
Entrar en el mundo de alguien y recorrerlo sin pasaporte, visa, ni permiso es la mejor manera de conocer a alguien. O, por lo menos, con eso te asegurás sus dos o tres temas fetiche, como diría Rosalba. Esos con los que te o se taladra y a los que vuelve como un niño.

Como yo, que volví al blog, sin gloria y con pena. Una noche de lluvia, en tiempo real.