miércoles, 16 de junio de 2010

L y S

Soy de esas personas a las que a veces las desconcierta cómo las ven los demás, la mirada del otro. No tengo muy claro cómo soy percibida por el Universo. Tengo algunas ideas, algunas cosas me han dicho, algunas sospechas, pocas certezas.

Mañana me junto a almorzar con dos amigas, de las más viejas, de cuando vivíamos las tres en La Lucila en un radio de tres cuadras. Patinábamos esas tres cuadras barranca arriba y abajo varias veces al día. La que mejor patinaba era L y a veces nos cruzábamos con Justita una vieja loca y puteadora que nos daba terror. Años después L nos informó que la habían encontrado muerta, en la casa donde vivía sola, en proceso de descomposición.

En días especialmente osados espiábamos por los arbustos el jardín de una casa donde sobre una especie de mini altar había una calavera humana, no recuerdo que tuviéramos mucha información sobre los habitantes de esa esquina, pero sí una imaginación galopante.

Este post venía a que creo saber, en parte, cómo me ven ellas. Después de tantos años creo saber con qué me asocia cada una. Sé que las dos me relacionan con la calle Andrés Ferreyra (me pregunto si saben lo infeliz que fui ahí), con esa casa y ese barrio. Sé también que las dos me asocian con la Escuela Inglesa para Señoritas -ambas se cambiaron a la Escuela Escocesa durante el secundario. Sé que las dos recuerdan lo mala que soy y siempre fui en los deportes y como siempre me elegían última para formar los equipos, no sé si les dará pena o risa (espero que lo último). Sé que las dos se dan cuenta en un nanosegundo si me gusta un chico y que jamás podría engañarlas con ese tema. Sé que L no se va olvidar nunca de nuestros viajes en la camioneta de Fuga y de ciertas misiones secretas en las que nos hemos acompañado. Sé que S probablemente se acuerde de cuando hacíamos experimentos y Creepy Crawlers (ella siempre sacaba mi lado más varonero, más Indiana Jones). S también me asocia con un cierto tipo de películas -algo así como: girlie cult classics, ponele (mucho Molly Ringwald y Cher Horowitz, entre otras)- y algunos libros.

Sé que L debe tener guardadas muchas imágenes mías haciendo el ridículo, algunas a propósito para hacerla reír (ver baile folklórico con botas texanas varios talles más grandes en el campo de S) y muchas otras sin darme cuenta (ya me recordará alguna cuando lea esto y me pondré colorada con efecto tardío).

S en cambio tiene otros recuerdos oscuros: nuestras peleas de la primaria, entre nosotras o unidas contra el mal (i.e.: chica más grande que almorzaba en el mismo comedor que nosotras y nos caía igual de mal). Éramos tan malas cuando nos lo proponíamos. Fuimos un tan buen equipo contra esa chica el día el que el tiramos una jarra de agua entera en la cabeza, lo debemos haber sido en alguna otra ocasión también. Tampoco creo que se olvide jamás de la vez que llamamos al Chino de Jugate Conmigo por teléfono, teníamos apenas seis o siete y lo amábamos, pero después de “hola” obvio que no supimos cómo seguir la charla. S también me recuerda muchas veces en versión dúo dinámico fashionista con Marianne durante toda una época del 2004 en la que ellas hacían el CBC juntas y nos veíamos muy seguido. Las tres usábamos el mismo sweater de cebra.

L acude a mi para consejos de belleza, está convencida de que sé exactamente qué comprar en un Free Shop o en un Sephora, cómo salir viva y bien provista de cualquiera de ellos en minutos. También creo que me asocia con ciertas bandas que le recomendé, no son muchas pero representan a la perfección distintos momentos de nuestras vidas.

S, en cambio, me tiene más en cuenta para tips de viajes y restaurants. A veces, incluso guarda restaurants para que pruebe con ella ¡y eso me encanta! Aunque me cueste salirme de lo viejo conocido. Las dos me asocian con cierto modo de comer: nunca sin postre, siempre con mañas y con algunas comidas o lugares muy específicos.

Las dos me conocen a la perfección, pueden leer cada una de mis caras, de mis expresiones, they can both read me like a book. Creo que las dos están sorprendidas y orgullosas de verme convertida en una adulta y no sé si lo saben, pero me pasa lo mismo con ellas. Incluso las admiro, mucho, a las dos, por razones muy diferentes. L es siempre súper responsable, cariñosa y familiera - tiene una familia inmensa, se ocupa de todos y jamás se olvida de ninguno. Es el tipo de amiga a la que podés llamar con el programa más chino un lunes a las doce de la noche y te va acompañar con una sonrisa. S es, tal vez mi amiga más creativa, es “artista”, pero con muchísimo sentido común (no se parece en nada a la típica artista “volada”), es la mejor anfitriona que conozco y me atrevería a decir del mundo -ella y toda su familia- las mejores fiestas y eventos a los que he asistido fueron siempre en su casa. Además, igual que su madre (la señora más chic que conozco) siempre está impecable, elegante, canchera y femenina.

Bueno, eso, que mañana me buscan por el trabajo para ir a almorzar y no puedo esperar. Hace tanto que no hacemos algo las tres juntas, solas.

3 comentarios:

SantitAh dijo...

Qué lindo!
No tengo amigas de toda la vida, pero las que son verdaderamente mis amigas me conocen bastante!
Pero siempre hay algo que no saben!

Es muy linda la relación que tenes con ellas!
bezitozz

CV dijo...

Gracias Antoch! Muy lindo tu comment.Y gracias, también, por ponerme entre tus recomendados!

Eduardo Martín Gómez dijo...

Regreso por estos lados y me encuentro con tres textos. Anduviste inspirada, che.
Se te nota más suelta en el blog, y causa un gusto. No diré que tenes el "don" porque dar esas aserciones es como muy extraño (me hace imaginar que a ese capitulo de The Simpsons cuando Bart era curandero).
Lo que diré es que lo que escribes llega, llama, entra sin permiso, es un texto libre que se disfruta.
Mis saludos C.