lunes, 28 de junio de 2010

La Extranjera

Selvi era turca. No sé si hubiéramos sabido que era turca si ella no lo hubiera dicho, pero lo decía mucho. Le encantaba ser turca, estaba muy orgullosa, y siempre lo aclarada. Alguna vez leí que los chicos hasta cierta edad están orgullosos de su herencia cultural, Selvi era un claro ejemplo de esto, calculo que la hacía sentir especial o algo, o se lo inculcaban en su casa. Igual, a ver, taaan turca no era, sus papás eran turcos, o hasta por ahí nomás, pero en fin, así se definía ella.

“Hola, soy Selvi y soy turca”

“¡Hola Selvi!”

De primer grado a quinto año siempre fue igual. Trenzas larguísimas (creo que nunca se las deshizo) flequillito, unos aritos de flores de oro con los petalitos colorados y el medio verde (jamás me lo voy a olvidar). ¡Dios, qué perturbadores eran esos aritos! Infuriating, “never absent, never late”. Si se los sacaba, se hacía polvo todo ella entera.

Tenía unos zapatos redondos, redondones. Los mismos ladrillotes marrones que nos obligaban a usar, pero los de Selvi siempre eran más redondos. No sé de dónde los sacó, pero eran únicos y siempre los mismos. Era prolija, y como los dibujitos animados no podría nunca imaginármela con otra ropa, no sé si usaba la misma pollera pero no la concibo cambiándose. Bueno, con camisón de vieja y las trenzas, obvio, podría ser.

Ahora no me acuerdo si iba a A, B o C. Yo iba a C, y en ese momento te definía, eras de A, de B o de C y parecía que así serías para el resto de tu vida. A, B o C marcaría tu destino, tus amigas, tu círculo lo social completo. A, B o C, el multiple choice. Y ahora ni me acuerdo de cuál era Selvi, calculo que de A.

Selvi siempre fue nerd, y de las que se tenía que hacer amiga de las extranjeras, ¿por qué quería? O she had to? ¿O no tenía nada mejor que hacer? De más esta aclarar que siempre fue del sub grupo de las “re nabas y extranjeras” dentro del gran grupo de las “NABAS” y el colegio era así, lo que eras, eras hasta el final de tus días. Sí, alguna se reveló, pero no, si eras nerd, eras nerd, como un tatuaje, until the end of times, como la letra escarlata. En el colegio es fácil y rápido.

Para colmo de males Selvi tenía los quirks más extraños: comía yogurt de ajo (qué lindo Selvi charlar cerquita con vos o que me sienten al lado, casi como viajar en un taxi de NY). Además, no prestaba sus útiles y era mala onda -shocker ha? Pedirle una hoja siempre fue como pedirle un ojo. Bueno, capaz tenía razón.

Parece también, que Selvi tenía una piel muy sensible y era alérgica a TODO. Por lo tanto, no se depilaba, ni se pintaba, jamás. Alguna vez creo que se pasó la gillete y ¡llegó con piernas de sarampión! Pero si no, nada, nunca. Una vez tuvo que actuar en una obra del colegio y el tema del maquillaje fue un drama, le exigían y ella decía que no podía y no sé en qué terminó.

En la secundaria se puso más buena y se adapto más. Tenía un diccionario que le EN-CAN-TA-BA, lo había heredado de su mamá y eso, no sé, le parecía The Holly Grail, la mamá le había hecho ella mismo el índice de las letritas, las banderitas esas, ella misma, handmade. No te lo prestaba ni en pedo, imaginate, toda una reliquia familiar, las joyas y el inglés-castellano.

3 comentarios:

SantitAh dijo...

Es todo un personaje Selvi!
Yo no me acuerdo de haber tenido alguna compañerita así, pero a lo mejor había!

Me di cuenta que últimamente no me acuerdo mucho de mi infancia se me ha ido llendo de a poquito!

Eduardo Martín Gómez dijo...

Yo no me acordaba de nada. Facebook los trajo de regreso.
Jodido Facebook...

ArielMun dijo...

Yo voy a escribir, algunita vez, de E.G, un varón portador del más portentoso olor a tapir de este lado del hemisferio, y apostaría que del otro también. Y una plantación de marlos en el rostro. Por que debajo de toooodos esos granos yo SE que había un rostro, aunque nunca jamás lo haya visto. Décadas después (dos, para ser estricto) me contaron que sí, que aún vivía ( yo creía que fenecía al querer procrearse) y que trabaja en un centro de altos estudios. De los más altos. Claro, no le quedó otra que volverse nerd académico o investigador, alguna por-quería de esas. Y que el portentoso olor a tapir había dejado de existir, y que ahora era una asociación universitaria de tapires, elefantes embarrados, hurones y meo de siamés macho entero, conviviendo cuales jipis patasucias y felices en cada uno de sus sobacos.

La gente no cambia, che. Yo, poquito. Ahora soy más romántico, quiero largarle la turca a E.G , y a vér que sale de todo eso...
Me hiciste emocionar, boluda, no leo más.