domingo, 9 de mayo de 2010

Mi papá - Apostillas

Tengo 4, es mi persona preferida en el mundo entero. Lo llamo a su Movicom, que es del tamaño de una valija, para pedirle que me traiga una sorpresa cuando vuelva del trabajo. Me trae stickers o una Rodhesia.

Tengo 5-6 todos los días leemos Elige Tu Propia aventura o alguna otra cosa antes de dormir. Vamos como pasando de nivel y superamos ampliamente dicha colección. También leíamos Ami y esas cursiladas metafísicas que elegía él, lo mío era más de suspenso. Me manda a un curso de meditación (que me fascina), me paga por hacer diferentes “trabajos” e insiste con que haga clases de yoga.


Un día antes de dormir me cuenta un cuento inventado que me trauma para siempre: es de una familia que tuvo todo y lo perdió. Me ve tan mal que improvisa un final en el que rehacen su vida, pero nunca nada es igual. Ya no me malcría.


Tengo 7, me enfermo y paso como 6 meses internada en mi cuarto. Mi mamá viene, me visita, me charla, se ocupa, me juega, habla con los médicos; él sólo está ahí nunca habla, nunca viene a mi cuarto, nunca hace ni un gesto. En cambio, compra una casa nueva y enorme, compra teles gigantes que a nadie más le interesan, programa viajes.


Tengo 8, uno de mis recuerdos preferidos: es la mañana de año nuevo y somos los únicos despiertos. Casi los únicos en el mundo. Vamos a desayunar en bici al único lugar abierto, al primero que encontremos. Libertador está vacía, igual manejo con cuidado en el bordecito. Me acuerdo como si fuera una foto: la rueda de mi bici, el caño violeta, abajo la calle y las hojas caídas haciendo ruidito.


Tengo 9, se separan por primera vez, nos explican, no lloró ni en ese momento ni en ningún otro. Les digo que me lo imaginaba (es mentira, sólo tenía sentido probabilísticamente). Me acuerdo cuando se fue esa misma noche, me acuerdo el bolso que tenía y la imagen de él saliendo por la puerta de entrada, por primera vez noté que era petiso.



Me acuerdo la primera vez que lo fui a visitar, todavía en un apart hotel, no había shampoo. Odiaba ir a su casa con toda.


Tengo 10 y es mi cumpleaños, quiero una casa del árbol. Me regala una cuenta bancaría con U$S100.- y me explica que en un año serán U$S110.- ¿y a mí qué?


Tengo 11, terminamos de comer en lo de mi abuela, estamos él, mi hermana y yo en la cama de mi abuela charlando, nos dice con una sonrisa enorme que esta noche vuelve a casa. Me pongo muy feliz, sin entender bien por qué. Soy feliz un fin de semana. Se van de viaje, vuelven, se separan y en esta explicación si lloro, me enojo y me voy por primera vez al que será mi escondite de llorar con toda.


Tengo 14, me dice que aunque no quisiera va a tener otra hija. Lloro, me tiño el pelo y me convenzo de que estos hechos no están relacionados -lo estaban.


Tengo 15, es mi cumpleaños (otra vez) quiero una filmadora (época de cineasta) me regala un reloj caro (deja vú), no lo acepto. Lloro, no tiene idea. Dejo de hablarle. Llama todos los días, nunca atiendo o le corto, escribe cartas, me insulta por carta, manda cassettes, sigue llamando. Deja de insistir.

Tengo 19 vamos juntos a China y Japón (él pidió el primero, yo, el segundo). Casi no hablamos, paseamos separados, no sacamos fotos, no nos caemos bien. En el metro, cada uno con su helado, somos tan iguales. Nos escapamos de la única excursión a la que fuimos en la vida, por primera vez en 15 años volvemos a ser cómplices.

20, 21, 22, 23: Peleas, gritos, cosas horribles, psicólogo. Repeat.

Tengo 24, vivimos en distintos continentes. No llama todos los días o llama y no lo atiendo, o llama 8 veces en un día con explicaciones de “Por si me muero…” (no, no está enfermo ni nada). Nos encontramos casi siempre en aeropuertos como en esa novela de Kathryn Harrison, pero sin el incesto. Ya no voy al psicólogo y muy cada tanto me hace llorar un rato. El otro día, en el supermercado, me dijo por primera vez: “estás linda". Afuera amanece (literally).

4 comentarios:

Sophie O. dijo...

Dear C, me encantó lo bien escrito que está este post. Te imaginé en todas las escenas, feliz, chiquita, frágil y quise ser tu amiga durante todo ese tiempo.
Sos todo lo que sos, gracias a lo que viviste. Keep that in mind.
Yo te quiero por eso y muchísimo más.
All my love,
XOXO
S.

Anónimo dijo...

Increible, te felicito, escribis barbaro

luz dijo...

Cami este es EL mejor post, lejos.
Te quiero hasta Venus! (sabés que Afrodita siempre me cayó bien)

tanto amor empalaga dijo...

re lindo tu blog!